jueves, 22 de enero de 2015

Temas y...la línea del odio

Hay una línea que se ha investigado en torno a los sucesos trágicos del 26-27 de septiembre allá en Iguala, Guerrero: la de que si el ataque a los 43 estudiantes normalistas, fue un crimen de odio.
Suena medio raro, pero la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas se comprometió a revisar si la desaparición forzada y el supuesto asesinato de los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, se podría encuadrar en un delito o crimen de odio, con el propósito de afectar a un grupo poblacional determinado.
Pero ¿qué se considera un crimen de odio?
Veamos lo que al respecto encontramos:
“Los Estados definen los crímenes de odio de diversas maneras pero, en general, todos  utilizan esta definición como guía general y básica: un crimen de odio es un crimen que incluye amenazas, acoso y daño físico a un individuo o grupo, así como un prejuicio contra la raza, color, religión, origen nacional, identidad étnica, orientación sexual o discapacidad de una persona. En cada delito, el Estado puede definir un crimen de odio en la forma que crea apropiada…
El crimen de odio es la violencia de la intolerancia y fanatismo, cuyo objetivo es herir e intimidar a alguien debido a su raza, identidad étnica, origen nacional, religión, orientación sexual o discapacidad. El gobierno federal enfatiza fuertemente la idea de que los crímenes de odio promueven tensiones entre grupos o individuos aparentemente conflictivos debido a las barreras interculturales…
Los Estados utilizan algunos ejemplos estándares de crímenes de odio como justificación para definir un delito con crimen de odio: el vandalismo que causa daños a edificios religiosos, daños a monumentos, quema de iconografía religiosa o daños los edificios federales o estatales son ejemplos de crímenes de odio en la mayoría de los Estados. Esto se debe a que todos estos crímenes son motivados por algún tipo de partidismo o prejuicio”.
Por ejemplo, según datos del 2013 y de acuerdo con el último informe de la Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por Homofobia (Ccccoh), en México se han registrado 798 muertes contra personas de los grupos Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transgénero, Transexual e Intersexual (LGBTTTI), lo que lo ubica como el segundo lugar, después de Brasil.
Sin embargo, hay un dato en el que muy pocos observadores sobre los sucesos de Iguala, han reparado:
Que la reacción del ahora exalcalde de ese municipio, José Luis Abarca Velázquez al dar órdenes a los elementos de la Policía de esa demarcación que él gobernaba, pudo haber estado dominada ¡por el odio!
¿Cómo?
Si, porque resulta que en 2013, estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, vandalizaron el edificio del Ayuntamiento de Iguala y destruyeron unos enormes espejos que el exedil mantenía en sus oficinas y en los que gustaba mirarse, con mucha frecuencia.
¿Narcisismo?
Más o menos.
Como en el cuento aquel de la Bella Durmiente, los espejitos reflejaban la figura del excelso presidente municipal.
Por ello, no pudo soportar que aquellos normalistas le hubieran infligido esa pena de ver destruidos los espejos de la vanidad y por ello cuando le avisaron que los estudiantes se dirigían a Iguala, fue que dio la orden de que fueran detenidos a como diera lugar.
Aunque usted no lo crea.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx


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