martes, 2 de diciembre de 2014

Temas y...la lectura es

Dicen que la ciencia ficción termina convirtiéndose en realidad y de ello hay muchos ejemplos en nuestra vida cotidiana.
Y aun cuando no de la forma específica en que el autor centra la acción principal de esa gran novela, parece que se acerca el final de los libros impresos.
Hablo de la novela Farenheith 451 escrita en 1953 y en la que, según la historia ficticia narrada por el gran Ray Bradbury los bomberos de la época en la que se sitúa la trama, en lugar de dedicarse a apagar los incendios, se dedicaban a ¡quemar libros!
Y los que ordenaban tal barbaridad eran nada más y nada menos que las autoridades gubernamentales.
Algo inverosímil, pero es ciencia ficción al fin y al cabo.
A mí que me gustan los libros desde que, como decía alguna vez en este espacio, mi padre me inculcó la lectura desde niño, me pareció algo terrible cuando leí esta gran novela de este escritor norteamericano.
Pues resulta que, sin que sea, precisamente la amenaza de los bomberos incendiarios de libros, estos están en peligro de desaparición.
Se han ubicado ya en esa lista de objetos en peligro de extinción.
Claro que no morirán del todo, porque en un futuro no lejano las bibliotecas ya no serán físicas, es decir con un edificio típico con anaqueles llenos de libros de todos los temas, sino virtuales.
En estos momentos, miles de libros han sido digitalizados y se pueden leer en aparatos electrónicos especiales que cada vez son más y que llegará el día en que desplacen definitivamente a los impresos.
Desde luego que hay muchas personas que prefieren los libros tradicionales a los virtuales, pero el futuro no se puede detener y llegará el momento en que sólo sean piezas de museo y no herramientas de consulta o de disfrute.
Pero sea una cosa u otra, yo creo que debemos leer.
En este espacio he narrado que aprovecho las vacaciones laborales, ya en puerta por cierto, para leer algunos libros que me obsequian aquellos amigos y amigas que valoran en su justa dimensión lo que estos representan y que me permiten viajar por muchas partes del mundo y conocer a personajes interesantes y de todo tipo.
Es cierto que con la Internet y toda la tecnología relacionada, uno puede ver y conocer muchos lugares lejanos que antes se conocían mediante la descripción que los autores de novelas hacen en sus tramas, pero creo que todavía se puede disfrutar de ese placer de la lectura tradicional.
Además, como bien lo dijo el escritor sinaloense Juan José Rodríguez a Ricardo Rocha el viernes pasado en su programa de la TV de medianoche, que quienes leen libros suelen ser personas bien informadas y no es tan fácil engañarlos cuando se abordan temas de interés general.
Yo, por lo pronto, le recomiendo que le haga caso a esos spots que sugieren que practiquemos nosotros y que inculquemos en nuestros hijos el hábito de la lectura diaria aunque sea unos cuantos minutos al día o a la semana.
Con ello, sin duda alguna se contribuye a forjar ciudadanos mejores y, como dice el escritor sinaloense, más y mejor informados.
¿Qué de que les sirve?
La respuesta tiene sus asegunes, pero yo por lo pronto le recomiendo que haga caso de las recomendaciones para leer porque como digo al concluir esta columna.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx







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