jueves, 14 de agosto de 2014

Temas y...ni nos oyen ni...

Según un documental televisivo, hay grandes esperanzas de que los sordos puedan oír algún día no muy lejano. Digo sordos, no políticos, que ni nos ven ni nos oyen.
Los científicos descubrieron que una especie de mosca, escucha los ruidos de sus potenciales víctimas hasta una distancia de 50 metros.
Si tomamos en cuenta el tamaño del insecto volador, esa cifra llevada a una escala mayor significaría muchos kilómetros de distancia.
Es decir, como la famosa hormiga atómica de la serie de televisión, esa mosca posee un oído biónico y los estudiosos del tema de la sordera investigarán los componentes del mismo para ver si se puede reproducir de manera sintética y colocarlo en los oídos de las personas que no escuchan. Los aparatos auditivos son ya una realidad, es cierto.
Pero estos sólo funcionan en aquellas personas que no perciben claramente los ruidos.
La idea de que se pueda reproducir el aparato auditivo de la mosca en cuestión es para ayudar a aquellas personas que desde que nacen no pueden oír y que los actuales implementos que se han inventado hasta la fecha no les solucionan su problema.
Los humanos hemos aprendido mucho de los animales.
Los chinos por ejemplo, cuando detectan un extraño comportamiento en sus animales domésticos, saben que va a ocurrir un terremoto o algún otro fenómeno natural de devastadoras consecuencias.
Los mineros de otras épocas, llevaban canarios en su actividad bajo tierra para detectar el gas metano, que es uno de los más explosivos.
Si las aves se morían, era una clara señal de que en la mina había el letal gas metano.
Ese que destruyó el Sector Reforma en Guadalajara aquel trágico 22 de abril de 1992.
Claro que allí el metano se combinó con el derrame de más de 1.5 millones de hidrocarburos que fueron a parar a la red del drenaje y eso desencadeno el infierno que vivieron los habitantes de la capital jalisciense muriendo 223 de ellos.
Ya sabemos que en los laboratorios donde se experimenta con nuevos medicamentos, se utilizan conejillos de indias y otras especies a las que primero se les aplican las dosis de esos fármacos que después, si se tiene éxito, saldrán al mercado.

De las abejas por ejemplo, copiamos su sistema de enfriamiento de los panales.
Este se aplicó en los automóviles y en los aires acondicionados.
En todos los países del mundo se estudia a algunos animales que tienen determinadas características o propiedades que los científicos consideran pueden aplicarse en la medicina, o en otros campos del quehacer humano.
Las cifras hablan de algo así como 100 millones de animales anualmente.
Curiosamente, los nazis habían declarado delito la investigación con animales.
En cambio ya ve cómo trataron a los judíos: peor que a animales.
De los tiburones se estudia por qué nunca se enferman, por ejemplo.
De las tortugas, su longevidad.
De algunos peces, su resistencia a grandes profundidades y su adaptación perfecta a la oscuridad total.
A mí me gusta mucho observar a los animales.
Ver sus reacciones.
Precisamente ayer que reflexionaba sobre el experimento con lo de la mosca esa, me quedé observando a la pareja de periquitos australianos que tenemos en una jaula. A pesar de esta empollando dos huevecillos, le estaban dando duro y macizo a eso de hacer el amor. ¿De dónde le sale tanto vigor al macho?, me pregunté.
Por lo pronto, desde ayer empecé a tomar licuados de alpiste.
Digo, por si acaso...
La lectura es vida, lo demás...es lo de menos..hzr@prodigy.net.mx


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