jueves, 5 de junio de 2014

Temas y...soñar no cuesta nada

Hace unos días, un diario de circulación nacional publicó una fotografía en la que aparecía un bebé gorila que fue hospitalizado aquejado por problemas de neumonía luego de haber nacido mediante cesárea, unos días antes.
El bebé gorila pertenece al Zoológico de San Diego, California allá en el vecino país del norte y por lo que se aprecia en la gráfica, fue muy bien atendido y es posible que finalmente, haya superado esa crisis de salud.
Este episodio me lleva a preguntarme si algún día en nuestro país tendremos la capacidad, ya no de atender bebés de gorila o de otros animales huéspedes de zoológicos, sino de personas que requieren los servicios básicos de salud.
No faltará quien diga que lo lograremos o que ya casi lo logramos porque existe el  Seguro Popular o porque el presidente Enrique Peña Nieto se ha comprometido a lograr la universalización de la salud como una de las acciones prioritarias de su gobierno.
Eso del Seguro Popular es bueno porque protege a aquellas familias que no gozan de la protección de instituciones oficiales como el Seguro Social o el Issste, por ejemplo.
Pero por desgracia ya hemos visto que algunos gobernadores que han dejado sus cargos u otros que lo desempeñan en la actualidad, han desviado fondos destinados al Seguro Popular, para otras acciones de sus respectivas administraciones o bien para pagar sueldos y salarios, en detrimento de ese programa social.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el Coneval, que divulgó un documento relacionado con el tema por aquellos días, el sistema de protección social en México está fragmentado, a pesar de que hay una supuesta mayor cobertura de programas sociales.
Y allí están también, las gráficas noticiosas de casos de mujeres indígenas o de clase muy pobre que han dado a luz a las puertas de hospitales de algunas entidades del país, porque no se les atendió con oportunidad.
O la dramática muerte de aquel jornalero desconocido que falleció en las afueras de una institución hospitalaria en el estado de Sonora, luego de que si bien los médicos le habían hecho un chequeo para valorar su estado de salud y lo dieron de alta, le sobrevinieron complicaciones que lo condujeron a la tumba.
Murió allí, ante la indiferencia de personal del hospital y de sus visitantes.
Claro que el caso del bebé gorila se dio en un país súper desarrollado como lo es Estados Unidos de América, pero nos debe servir como referente para entender que, mientras allá hasta los animales tienen atención médica de calidad y de oportunidad, acá en nuestro país seguimos aspirando a alcanzarla algún día.
Igual que la calidad y la calidez, que tampoco se ha logrado.
Ese es un problema, el otro es la calidad de las instalaciones hospitalarias, que en muchos casos son construidas no con la calidad que se requiere ni son dotadas del equipamiento que realmente necesitan o de la durabilidad que se requiere.
Es el caso, por ejemplo, del hospital general Juan María Salvatierra que apenas se inauguró acá en La Paz, BCS, hace unos 4 años y ha estado presentado fallas ocultas y ha sido necesario rehabilitar algunas áreas, además de que aparatos que se instalaron y que lo proyectaban como un nosocomio moderno y vanguardista, han tenido que ser reemplazados por su mala calidad.
Con la salud no se juega.
Y por cierto, ni con el bullying, tampoco.
Y menos, cuando los responsables de cuidarla y garantizarla, son los gobernantes.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx



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