domingo, 4 de mayo de 2014

Temas y...desacuerdo

Estoy de acuerdo con Napoleón Gómez Urrutia, en que lo de la tragedia en la mina Pasta de Conchos allá en el estado de Coahuila en el año de 2006, en la que perdieron la vida 65 mineros a unos 120 metros de profundidad.
En que hubo serias negligencias en las investigaciones en torno a ese trágico suceso y en que, al final de cuentas, los presuntos responsables no fueron sometidos al imperio de la ley.
Que la empresa propietaria de la mina, Grupo México explota a los trabajadores mineros, pagándoles salarios miserables y además colocándolos en situación de vulnerabilidad al no dotarlos de las herramientas adecuadas y de las condiciones de seguridad para el desempeño de sus labores bajo tierra.
En que en lo de la tragedia de Pasta de Conchos, hubo cierta complicidad entre la empresa y las autoridades federales de la Secretaría del Trabajo del gobierno federal y de las autoridades estatales.
Pero en lo que no estoy de acuerdo, es en que el señor Gómez Urrutia trate de lavarse las manos, como Poncio Pilatos y trate de echarle toda la culpa a la empresa minera y a las autoridades.
El como líder nacional de los trabajadores mineros, debería velar por sus intereses.
Defenderlos a capa y espada.
Luchar porque sus condiciones laborales sean lo más óptimas, posible.
Por evitar que sean explotados.
Y más que nada, solidarizarse realmente con ellos y sus familias, cuando ocurren tragedias como la de Pasta de Conchos.
Dice en un artículo periodístico el señor Gómez Urrutia que se publicó hace unas semanas que desde aquella tragedia del 2006, han  muerto en condiciones similares unos 200 trabajadores mineros y que la empresa Minera México, ha sido la culpable pues se le ubica como una de las 10 menos éticas del mundo.
Si es así, entonces ¿por qué hasta ahora hace esos señalamientos don Napoleón?
Claro que él y quienes lo siguen como líder minero, argumentarán que siempre han denunciado esas irregularidades y que nunca se les hace caso.
Es verdad que desde que se presentó aquella denuncia por el presunto delito de haberse apropiado de poco más de 50 millones de dólares de un fondo destinado a los trabajadores mineros de la empresa referida, Napoleón Gómez Urrutia abandonó el país y se encuentra actualmente en Canadá y que tal vez por ello, durante estos casi 8 años no ha podido cumplir cabalmente con su papel de dirigente máximo de los mineros de la república mexicana.
Pero desde hace muchos años él ha estado dirigiendo el sindicato que le heredó su señor padre, Napoleón Gómez Sada y que también lo dirigió durante varias décadas en las que se beneficiaron él, su familia y sus cercanos, de las cuotas y demás prebendas sindicales.
Finalmente y luego de victimizarse y de señalarse como perseguido por el gobierno federal, Napoleón Gómez Urrutia estaba muy optimista hace unos días porque los cargos que se le imputan con respecto a esos millones de dólares que fueron a parar, según trascendió en su momento, a las cuentas bancarias personales y de familiares del líder minero, al parecer quedarían sin efecto y podría regresar a dirigir de nuevo en el país al Sindicato de Trabajadores Mineros de la República Mexicana.
Pero lo que ocurrió es que un juez federal le negó el amparo y se ordenó su aprehensión.
Si el señor Gómez Urrutia es culpable o inocente, que las autoridades correspondientes sean las que lo definan.
Yo únicamente considero que no ha cumplido como líder a favor de sus representados o al menos no de la mayoría y sí de unos cuantos allegados, como suele suceder en la mayoría de las organizaciones sindicales del país.
¿O no?
La lectura es vida, lo demás es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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