domingo, 23 de marzo de 2014

Temas y...la comisionitis

México es el país de las Comisiones y de los comisionados.
Apenas la semana pasada se acaba de integrar una: en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para investigar el escándalo de la Línea 12 del Sistema Colectivo de Transporte, mejor conocido como el Metro. En el Senado se integró una subcomisión.
Las y los legisladores que la integran, dicen muy orondos que llegarán hasta las últimas consecuencias, pero ya sabemos que en el camino se atoran y todo, como el gatopardismo del que tanto hablaba don Jesús Reyes-Heroles, el padre no el hijo, cambia para seguir igual.
En este caso estamos hablando de Comisiones relacionadas con el Poder Legislativo, principalmente el federal.
¿Cuántas Comisiones de ese tipo, se han integrado hasta el momento?
Sería cuestión de investigar y echarle números, pero son un montón y poquito más.
Recuerdo, precisamente por la cercanía de un aniversario más de ese trágico suceso, aquella que se integró, por ejemplo para darle seguimiento al Caso Colosio y que fue encabezada por un sudcaliforniano: Mario Vargas Aguiar.
La que se integró para investigar a los hijos de la señora Martha, con h como es su nombre original de acuerdo a su acta de nacimiento y de la que no hubo resultados.
Más atrás, la Comisión de la Verdad, para el caso del Movimiento del 68 y la masacre de Tlatelolco y la del Jueves de Corpus de 1971 allá en el DF.
Y así la lista es larga.
Parece que las mexicanas y los mexicanos padecemos de Comisionitis.
¿De qué sirven?
Pa´ taparle el ojo al macho, dirían los observadores quisquillosos que nunca faltan y podrían tener razón pues si se hace un balance de los resultados arrojados por esas Comisiones y los beneficios que con ellas se obtuvieron, el saldo es más negativo que positivo.
¡Ya chole!
Que se investigue por parte de la autoridad correspondiente y que se castigue a quienes transgredan la ley, simple y sencillamente.
Hechos no palabras.
Acciones, no Comisiones.
Y luego vienen los comisionados.
Los hay por todos lados.
Simplemente del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, son decenas de miles los que están comisionados en tareas sindicales o de otra índole y aunque se asegura que todos van a tener que regresar a las aulas, la verdad es que hasta no ver, no creer.
Antes, eran los comisionados de los gobiernos, en sus tres niveles, en tareas partidistas.
Y así, se va agrandando la lista.
¡Ya chole!
Si se juntara todo el dinero y los esfuerzos que se aplican en esas comisiones y en esos comisionados, otro gallo nos cantara y no estaríamos tan amolados como estamos.
¿Estarían dispuestos nuestros legisladores federales a proponer que se acabe ya con esa moda de las Comisiones y los comisionados?
¿Quién le pondría el cascabel al gato?
Soñar no cuesta nada.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx


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