jueves, 31 de octubre de 2013

Temas y...¿lealtad eterna?

¿Qué pensaría usted si alguien le dijera que al muellecito turístico llamado De la reina, aquí en La Paz, BCS, arribó un barco con un marinero condenado a navegar en todo el mar mientras no encuentre a una mujer que le sea fiel toda la vida?
Sin duda alguna que una expresión de sorpresa y duda se dibujaría en su rostro, de inmediato.
Pensaría, incluso, que a su interlocutor le faltaría un tornillo o había soñado lo que relataba. ¡Tal vez!
Lo que sucede es que leyendo sobre el montaje de la obra operística de Richard Wagner El holandés errante, que se estrenó en octubre allá en la capital de la república, me intrigó esta historia y me dio elementos para el tema de este día.
Según esta Opera del gran compositor alemán Richard Wagner, un hombre es condenado a navegar por todo el mar hasta que no halle a una mujer que le sea fiel toda la vida.
Cada siete años, el holandés errante, llega a un puerto y siempre es lo mismo: “Qué hastío tener que regresar para buscar lo que nunca he de encontrar”.
¿De verdad será tan difícil que un hombre pueda encontrar a la mujer que le sea fiel toda la vida? Se dice que el hombre suele ser más infiel que la mujer.
Y los que defienden esa actitud, argumentan que la culpa es por el hecho de que en el mundo hay más mujeres que hombres. ¡Sí Chuy!
En la ficción sí existen, pues hay innumerables relatos e historias en las que una mujer con esas características fieles a su hombre, es uno de los personajes centrales.
Pero en la vida real, creo que es más complicado.
Siempre me he preguntado, por ejemplo, a partir de que lo supe, por qué se habían separado un viejo profesor y su esposa, después de ¡60 años! de matrimonio.
¿Qué evitó que aquella mujer que fue fiel a su marido durante seis décadas decidiera poner fin a su vínculo matrimonial? Sólo él y ella lo supieron.
Hay mujeres que dicen ser de un sólo hombre, pero a la mayoría las cubre el anonimato.
Mujeres conocidas que fueron fieles toda la vida a sus hombres, podrían ser, Marie Charlotte Amélie, Agustine Victorie Clementine Léopoldine de Saxe-Coburg-Gotha et Orléans Bourbon-Deux-Siciles et de Hasbourg-Lorraine, mejor conocida en México como Mamá Carlota que terminó su vida en medio de la locura allá en Bélgica, esperando el regreso de su amado príncipe, Maximiliano de Hasburgo, que ya no llegaría porque fue fusilado en el Cerro de las Campanas junto con Miramón y Mejía.
También, doña Luz Corral, aquella recia mujer chihuahuense que le fue fiel a su Pancho Villa, incluso, después de la trágica muerte del famoso guerrillero duranguense.
La inseparable Mercedes Barch, del inmenso Gabriel García Márquez y Silvia Lemus, la inseparable viuda del genial Carlos Fuentes.
O María Kodama, quien primero fue su secretaria y luego su esposa, que le ha sido fiel al enorme José Luis Borges.
Según se sabe, en la historia original del capitán, marinero errante, de la autoría del escritor alemán Heinrich Heine, sólo se habla de la fidelidad de la mujer, para que el capitán fuera redimido, pues había sido condenado por blasfemia a navegar por todo el mar.
Sin embargo, Richard Wagner en su opera, habla de esa lealtad, pero hasta la muerte.
Yo por las dudas y dado mi oficio que no lo cambio por nada, ahora me doy mis vueltecitas por el muelle turístico para ver si acaso llega el barco fantasma con su capitán errante, pues de ser así, ello sería prueba de que todavía a pesar de los siglos, no ha encontrado a esa mujer, fiel hasta la muerte.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx



No hay comentarios:

Publicar un comentario