jueves, 4 de octubre de 2012

Temas y...entre líderes te veas

No sé a ciencia cierta si el presidente Calderón decidió pegarle en la ma…ceta al Sindicato Mexicano de Electricistas, el SME porque en realidad era un gran hoyo en las finanzas del gobierno federal o porque de esa manera le cortaba una importante fuente de financiamiento a Andrés Manuel López Obrador.

Lo que sí sé es que el otro día vi algo que me dejó con la boca abierta y no era precisamente un dentista, que para eso se las gastan solos.

Se trata de una fotografía en la que se observan dos camionetas: una modelo, si no del año al menos 2011 y otra un poco más antigua, pero no mucho.

La de modelo reciente pertenece a Martín Esparza, líder del SME y la otra a un grupo de sindicalistas que, debo suponer, actúan como sus guaruras.

El día en que la fotografía fue tomada, Esparza y sus compinches visitaron la plancha de El Zócalo allá en la ciudad de México donde está un plantón del sindicato para exigir que se dé marcha atrás a la decisión de desaparecer, por decreto, a esa organización sindical que había sido más combativa que la del Suterm, la otra que agrupa a los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad.

La camioneta en cuestión es una lujosa Cheroke que en el mercado debe andar por arriba del medio millón de pesos.

Eso significa que a don Martín, tirilín se le…perdón, Esparza no le afectó nadita el quedarse sin chamba.

Claro, él es el líder sindical y con eso es suficiente, para no morirse de hambre y si no que le pregunten a don Carlos Romero Deschamps, el mero mero del sindicato petrolero, a don Joaquín Gamboa Pascoe el gran mandamás de la CTM, a Francisco Hernández Juárez del sindicato de telefonistas o a Napoleón Gómez Urrutia que fue líder de los mineros en el país y que todo parece ser los seguirá mangoneando y a otros próceres del sindicalismo mexicano que viven como reyes o como jeques árabes.

Ese día referido, Martín Esparza, quien por cierto tiene un rancho donde cría animales de pelea para los palenques y tiene caballos pura sangre, fue a echarles un discurso a los sindicalistas que están en el plantón y que, en su mayoría no tienen ni en qué caerse muertos.

A esos miserables que están pasando las de Caín todos los días, fue a decirles que no se doblen, que la lucha sigue, que no ganó El Peje pero el que si ganó EPN, tendrá que restituirles lo que el que se va de la silla presidencial, les quitó de un plumazo y no precisamente por gallos.

¿Acaso los del SME están ciegos y sordos?

Lo pregunto porque no es posible que mientras que su líder sindical se pasea en esa camioneta de lujo y otros vehículos más que, seguramente guarda muy bien en la cochera de su residencia o en su rancho, mientras ellos se tienen que conformar con sobrevivir miserablemente.

¡Pobres, sindicalistas del SME, tan cerca de su líder y tan lejos de Dios!

Aunque ya lo dice el dicho: el que es buey, hasta la coyunda lame.

Pero a estos y otros sindicalistas más del país, creo que no los salva ni El Chapulín Colorado.

Es más, ni la reforma laboral porque la de Calderón ya se atoró en el Senado y la otra todavía o llega, precisamente porque los señores de horca y cuchillo sindical de esta nación no quieren que se les toque ni con el pétalo de una rosa.

Y donde manda capitán, no gobierna marinero.

Tan, tan.

La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx





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