jueves, 15 de diciembre de 2011

Temas y...!felicidades!

Hoy, por ser la última columna de Temas y sucesos del presente año, le cedo este espacio a una aleccionadora historia de humanismo que me envió hace unos años, el asiduo lector de este espacio y amigo personal Amancio Miranda Meza, desde allá de Ciudad Constitución. El autor es Nauj Soleg:



“En la clínica de un famoso cirujano cardiólogo entra la secretaria al consultorio de este y le anuncia que un viejito muy pobre, deseaba consultarle recomendado por un médico del hospital público.


El médico le dice que lo atenderá una vez que haya atendido a todos los clientes con órdenes médicas.


Después de dos horas de espera, el médico recibe al anciano y éste le explica la razón de su visita: ´el médico del hospital público me ha enviado a usted porque únicamente un médico de su prestigio podría solucionar mi problema cardiaco y, en su clínica, poseen equipos suficientes como para llevar a cabo esta operación´.


El médico ve los estudios y coincide con el colega del hospital. Le pregunta al viejito con qué obra social se haría operar. Este le contesta: ´Allí está el problema doctor. Yo no tengo obra social y tampoco dinero. Como verá soy muy pobre y para peor, sin familia...lo que le pido se que es mucho pero tal vez entre sus colegas y usted, puedan ayudarme´.


El médico no lo dejó terminar la frase. Estaba indignado con su colega del hospital. Lo envió de regreso con una nota explicándole que su clínica era privada y de mucho prestigio por lo que no podía acceder a su pedido. El había estudiado y trabajado estos años para instalar su clínica y ganar el prestigio y los bienes que tenía.


Cuando el anciano se retiró, el médico se percató de que este había olvidado una carpeta con unas poesías y una frase suelta que le llamó mucho la atención. La frase decía: ´El órgano que mejor habla es el corazón´, y firmaba: Jean Marcel. Esta frase le gustó mucho al médico, pero lo que más le gustó fue el nombre del autor de la frase, Jean Marcel.


Le hacía recordar a su niñez y su juventud, pues en la primaria la maestra les leía sus hermosos cuentos infantiles. En la secundaria la profesora de literatura les enseñaba bellísimas poesías, y fue con una de ellas que, al dedicarla a una de sus compañeras se enamoró y esa fue su primera novia. ´!Cómo olvidar todo eso si fue parte de lo mejor de mi infancia!¨, dijo el médico.


A la mañana siguiente al finalizar la jornada, la secretaria entró al consultorio con el periódico vespertino y compungida le dijo al médico: ´¿Se enteró doctor? Hoy encontraron muerto a Jean Marcel en un banco de la plaza, tenía 88 años el pobre´.


El médico suspiró de pena y contestó: ´Hombres como él no deberían morir nunca, que Dios lo tenga en paz, me hubiera gustado conocerlo´.


“Pero!!! Cómo!!! ¿No lo recuerda?”, le dice la secretaria y mostrándole la fotografía del periódico le dice: ´Era el pobre viejito que vino la semana pasada a consultarle. Era un conocido escritor, solitario y bohemio. No tenía parientes y...´


El médico no la dejó terminar. Le pidió que se retirara y sentándose con los brazos cruzados en el escritorio, lloró. Lloró como nunca lo había hecho, como el niño que llevaba escondido en su alma. Largo tiempo estuvo en el silencio de su consultorio. Luego, mientras secaba las lágrimas, de su escritorio sacó la imagen de un cristo que estaba debajo el vidrio y después de besarla dijo: ´Perdón señor. No soy digno de ti, no soy digno de que me mires. Todo lo que tengo te lo debo. Me enviaste un pobre y me habló con la voz del corazón. Yo lo escuché con el oído del egoísmo...mi vergüenza es grande...perdóname señor´.


Con el correr de los años, la clínica Jean Marcel como se llama hora, se hizo famosa...


La lectura es vida, lo demás...es lo de menos...hzr@prodigy.net.mx






P:D: Felicidades y feliz Navidad y próspero Año Nuevo 2012.





















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