jueves, 10 de noviembre de 2011

Temas y...gratos recuerdos

“¿Por qué no te fuiste conmigo a la reunión con Julio Scherer?”, me preguntó con un dejo de nostalgia en la interrogante, Luis Octavio Hernández León, quien fuera mi director en El Tiempo de La Paz, un periódico ya desaparecido del escenario de la información sudcaliforniana, desde hace muchos años.


El licenciado Hernández León radica desde actualmente en el Distrito Federal y vino hace unos días a esta capital a revisar la casa materna donde vivió los primeros años de su infancia y adolescencia en el fraccionamiento Perla.

Me pidió que le ayudara a gestionar un problema relacionado con el servicio de agua potable y fue cuando me hizo la pregunta de por qué en 1976 no me había ido con él a la reunión a la que había convocado el recién derrocado director de Excélsior en la ciudad de Durango y a la que asistieron un buen número de directores de diarios independientes que recibían los servicios informativos del entonces llamado uno de los mejores 10 periódicos del mundo y que coincidían, de alguna manera, en el estilo periodístico del que, en su tiempo, fue uno de los mejores reporteros de México.

Yo en realidad aproveché el viaje para ir a ver a mi familia y no le pedí a Hernández León que me llevara al lugar donde fue la reunión con Julio Scherer, por pasarme de prudente.

A la distancia, me arrepiento de no haber conocido personalmente a Scherer.

Como no conocí a Miguel Angel Granados Chapa, distinguido periodista, columnista y conferencista, recién fallecido.

De él sólo tenía referencias y que, junto con Miguel López Azuara, eran dos de los hombres de confianza y fieles colaboradores de Scherer en el Excélsior.

A López Azuara sí tuve el placer de conocerlo cuando la campaña presidencial de Carlos Salinas de Gortari, en su etapa por Baja California Sur, cuando también conocí a otros admirados colegas y de los más brillantes cronistas de México, Fidel Samaniego y Miguel Reyes Razo, este último tuve el gusto de volver a saludarlo aquí en La Paz en enero pasado antes de las elecciones estatales pues vino a transmitir un programa especial para Radio ABCS de la OEM. A los tres me los presentó, Otto Granados Roldán, entonces jefe de prensa de la campaña de Salinas de Gortari.

Ya he comentado en este espacio que por el golpe de Excélsior, aquel del 8 de julio de 1976, perdí la oportunidad de ir tres meses a foguearme con los reporteros de ese periódico, entre los que destacaban el maestro Manuel Mejido y Angel Trinidad Ferreira.

Julio Scherer hizo un convenio con todos los periódicos a los que les vendían los servicios informativos para que personal de talleres, de fotografía y de redacción recibiera capacitación y se fogueara durante tres meses allá en la capital del país.

De haber podido asistir habría conocido personalmente a Miguel Angel Granados Chapa, a Manuel Mejido, al inolvidable Manuel Buendía y a tantos otros reconocidos periodistas mexicanos que han sido y son un ejemplo para quienes ejercemos este oficio de perros.

Una de las columnas de Granados Chapa que más recuerdo, fue aquella en la que denunció que el entonces presidente de la república, José López Portillo había recibido de regalo un rancho, lo que obligó al jefe de la nación a reconocer el hecho y al mismo tiempo anunciar que regresaría esa propiedad.

Dice desde la cárcel el ex gobernador de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía, en una breve carta que envió al diario donde colaboraba su amigo Miguel Angel Granados Chapa, en la capital del país, que un día que se encontró con el periodista y le dijo que le quería contar algo, pero no para publicarlo.

“Nunca me cuentes algo que no pueda publicar. Te recuerdo que soy periodista”.

Yo digo lo mismo.

La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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