domingo, 16 de octubre de 2011

Temas y...axolotes somos y así seguiremos

Otra vez, mi apreciado amigo Luis Santana Ruibal, me sorprendió la mañana del viernes 13 de octubre, obsequiándome un libro, en este caso, el más reciente de Denise Dresser, El país de uno y, también, como la vez que Luis me regaló el más reciente de Jorge Castañeda, quiero abordar el tema sin haberlo leído todavía.


Dice el dicho que no se debe juzgar un libro por su portada y es cierto, pero en este caso, conociendo a la autora, me imagino, además por el título, cuál es la temática del mismo, la que busca despertar ese espíritu de protesta y de reclamos que hoy nos tiene tan abandonados a los mexicanos. Somos conformistas, pues.

Denise, es una incisiva periodista y analista de la realidad mexicana que habla sin pelos en la lengua y que le llama al pan, pan y al vino, vino.

Alguna vez al leer alguna de sus amenas columnas le dije, vía correo electrónico que coincidía en muchos de los puntos de vista suyos, con respecto al tema tratado y, en general, con los abordados en otras colaboraciones periodísticas.

Decidí hacer alusión al tema porque al día siguiente, leí una nota informativa relacionada con el antropólogo Roger Batra, nacido en el DF en 1942, aun cuando su nombre de la impresión de que se trata de un extranjero, y el tema del axolote, que también se escribe con j.

Y es que Bartra dice que los mexicanos y mexicanas, para estar a tono con la equidad de género, nos parecemos mucho al axolote.

No hemos podido evolucionar pese al paso de los años, pero él considera que ya deberíamos haber superado esa etapa de no poder hacer válida la metamorfosis para cambiar y dejar de ser un axolote y convertirse en salamandra o en alguna otra especie.

Yo creo que los habitantes de este país tenemos más de 200 años convertidos en dóciles axolotitos a los que se les puede hacer del modo que se les venga en gana a quienes tienen el poder de manipularlos.

No pretendo decir que en lugar de pacíficos, deberíamos ser agresivos o guerreros.

Simplemente, no ser tan agachones.

Por eso el genial caricaturista Rius hizo aquella historieta de Los Agachados.

Estoy seguro que al final de su libro, la inteligente Denise nos hace un llamado para que ya no sigamos siendo esos axolotitos a los que se refiere el antropólogo Roger Batra.

“Los axolotes, como símbolo de la identidad nacional, son un invento del nacionalismo revolucionario del periodo del régimen autoritario que en buena parte se legitimó gracias a que trató a los mexicanos como si fueran axolotes”, dice Bartra.

El problema es que ese régimen autoritario al que hace alusión ya no está en Palacio Nacional ni en Los Pinos y, sin embargo, continúa el actual, tratándonos como axolotes.

Yo también soy de la idea de que ya deberíamos dejar atrás esa condición e iniciar el proceso de metamorfosis que nos convierta en otros ciudadanos y ciudadanas.

Pero como bien me advirtió, Luis Santana Ruibal, los idealistas lo único que logramos es amargarnos la existencia.

Y que conste: no es amargura, es decepción.

Es el deseo de que este país deje atrás su condición de nación atrasada y se ubique en el concierto de las naciones desarrolladas.

Pero no en el protocolo, como sucede con la inserción de México en la OCDE, sino como un país verdaderamente moderno y progresista. ¿O me equivoco?

La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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