domingo, 17 de abril de 2011

Temas y...los generales Villa

“Yo primero mato y después virigüo”, dicen que decía mi general Francisco Villa.
“Yo prefiero matar Zetas que interrogarlos”, dicen que dijo el general Carlos Bibiano Villa Castillo.
El primero, como se sabe ya falleció hace muchos años, pero su leyenda permanece viva en el imaginario colectivo mexicano.
El segundo, es un pariente del famoso revolucionario duranguense, que también abrazó la carrera de las armas y ahora se dedica a desempeñar cargos de jefe de corporaciones policiacas.
Primero, Carlos Bibiano Villa Castillo estuvo como jefe de la policía municipal de Torreón.
Y antes lo fue en el municipio de Parras de la Fuente donde encañonó a un regidor que lo acusó de ratero.
Ahora, el recién estrenado gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge lo nombró secretario de Seguridad Pública de esa entidad.
Y tanto allá en Coahuila como en la entidad que junto con Baja California Sur alcanzaron su mayoría de edad en el pacto federal como estados libres y soberanos el 8 de octubre de 1974, el general Villa Castillo levanta polémica.
En Torreón salió bien librado de un atentado con granadas y 500 disparos, atribuidos a sicarios del crimen organizado.
En Cancún, en cuanto se supo que lo nombrarían titular de la SSP del estado, aparecieron narcomantas en las que le advierten al militar retirado, que se cuide.
No se si mi general Carlos Bibiano, haciendo honor a lo que decía su famoso tío abuelo, diga que prefiere matar a los criminales que interrogarlos.
Pero esas declaraciones han despertado las críticas de organismos como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Y tiene razón la CDHM porque el Estado, o mejor dicho quien lo representa, no puede hacer justicia por propia mano. Para eso están nuestras leyes.
Sin embargo, los familiares de las víctimas de secuestro y de asesinatos a manos del crimen organizado, creen que el general Villa Castillo está en lo correcto.
Que los criminales no se tientan el corazón para cometer sus crímenes horrendos y que por lo tanto no merece compasión ni piedad.
El asunto es muy complejo.
Tanto como aquel gran dilema de que fue primero, la gallina o el huevo.
Aunque en este caso está de por medio la vida de las personas.
Lo de la “ley del talión” de ojo por ojo, diente por diente, es de épocas muy remotas.
Más allá incluso, de aquella en la que mi general Pancho Villa primero mataba y luego verigüaba.
Pero la triste realidad es que cuando se difunden casos de víctimas del crimen organizado que fueron vejados, torturados y golpeados con saña, impulsan a las personas a colocarse de los del bando del general Villa Castillo.
No se pude olvidar, sin embargo, que los criminales también son seres humanos, aunque parezcan lo contrario.
Y que, aun con toda la crudeza de sus actos cometidos, tienen derecho a ser juzgados bajo el imperio de la ley.
El problema es que a veces, los juzgadores, son los que fallan y por ello es que en las cárceles, hay muchos inocentes y en las calles muchos criminales sueltos.
¿No cree usted?
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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