domingo, 22 de agosto de 2010

Temas y...el Rey y el precandidato

El día que el hoy precandidato del Partido de la Revolución Democrática, Luis Armando Díaz visitó el periódico habló de muchos temas y dijo algunas cosas que obligan al análisis serio y objetivo.
Sin embargo, dijo algo que me llamó la atención: que a él le gustaba escuchar de viva voz de las ciudadanas y ciudadanos, sus problemas, sus inquietudes, sus cuitas y sus opiniones personales.
Dijo que de esa manera evitaba que estas le llegaran distorsionadas, generando una falsa percepción de las cosas.
Le dije que tenía razón.
Que esa postura, que a lo mejor puede haber surgido al calor de la misma contienda interna que se vive en el PRD, era un tanto similar a la del cuento aquel del Rey que se disfrazaba de mendigo por las noches para saber qué opinaban sus súbditos de su forma de ejercer el poder en sus dominios monarcales.
Aquel dignatario no confiaba en lo que le informaban sus colaboradores.
Y es que generalmente, estos suelen convertirse en aduladores buscando quedar bien para obtener beneficios personales.
Y como ya lo he consignado aquí, los aduladores suelen tener la apariencia de amigos, como los lobos tienen la apariencia de perros.
De esa manera, el monarca vivía encerrado en una urna de cristal sin saber bien a bien la opinión de sus gobernados.
¿Si llegara a ser el pròxmo gobernador de este estado, Luis Armando Díaz, actuaría como dice, emulando al monarca del cuento?
La respuesta, obvio, la tendríamos hasta que estuviera ejerciendo el poder.
No sé si como presidente municipal de Los Cabos, lo hizo.
Lo que sí puedo decir es que lo dicho por el precandidato a gobernador, me pareció cargado de buenas intenciones, aunque de buenas intenciones está empedrado el infierno.
Además, debo decir que a lo largo de estas décadas en que he conocido a políticos de dulce, de chile y de manteca, sin que esto último se refiera a uno que otro pasadito de peso, he escuchado posturas similares en algunos personajes que también anduvieron en campaña pero que una vez ya sentados en el trono del poder, se olvidaron de sus promesas.
Son de esos que utilizan con frecuencia la frase aquella del “prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila”.
No es fácil permanecer con los pies en la tierra cuando se asume un cargo de elección popular o de primer nivel en una administración pública.
Los aduladores, insisto, suelen rodear al personaje, aislarlo y convertirlo en un elemento clave para sus fines personales.
Muchos de ellos privilegian el chisme, sobre la verdad.
Y es que la verdad no peca, pero incomoda.
En cuanto a que si Luis Armando de llegar a ser el sucesor de Narciso Agúndez, aplique esos principios que subrayó en la charla durante su visita a las instalaciones de el Sudcaliforniano, eso tendrá él que demostrarlo.
Insisto: a los políticos cuando ya son gobernantes, se les olvidan sus promesas.
Felipe Calderón, por ejemplo, hasta ahora a casi cuatro años de iniciado su mandato en la presidencia de la república, está desempeñando no al ciento por ciento pero si de alguna manera, el papel del monarca aquel que se disfrazaba de mendigo para recorrer las calles de su reino, al establecer esos foros sobre la inseguridad en México.
Por lo pronto, a Luis Armando yo le doy el beneficio de la duda, esperando, sin embargo, algún día después del 5 de abril del 2011, encontrarlo por las calles de los barrios y colonias de esta ciudad de La Paz y de otras de la entidad, disfrazado de mendigo, obviamente si gana primero la candidatura y luego la elección constitucional del 6 de febrero…
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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