jueves, 6 de mayo de 2010

Temas y...la señora Obama

Cuando vi a la señora Michelle Obama bailando con los niños de una escuela primaria del Distrito Federal, hace unos días durante su estancia en México, me emocioné.
Debe ser por la simpatía natural que irradia esta poderosa mujer afroamericana y porque siendo descendiente de esclavos, me inspira ternura.
Me dije que sin duda alguna era una mujer plenamente feliz en su condición de esposa del presidente de la nación más poderosa de la tierra, Estados Unidos de América.
Que seguramente es una mujer que disfruta de su papel y que se la pasa a todas madres, aprovechando que ya viene su día el próximo lunes.
Sin embargo, cuando leo toda la logística que el Servicio Secreto de EU tuvo que desplegar previo a que la inquilina de la Casa Blanca visitara ese centro escolar, me parece que jugar ese rol no es tarea fácil.
Dice una nota informativa que ese día, fueron desplegados unos 700 elementos del Estado Mayor Presidencial y de la Policía Federal, además de que 200 militares también resguardaron a la primera dama estadounidense.
El convoy que se utilizó para movilizar a la señora de Obama incluía 27 vehículos en los que además del personal para cuidarla, se transportaron equipos tácticos con armas de largo alcance y brigadas médicas.
Francotiradores del Servicio Secreto de la Casa Blanca se desplegaron en los sitios que visitó y en la escuela primaria causaron tanto asombro que las profesoras del plantel aprovecharon para tomarse fotos con los fornidos agentes.
Además de los francotiradores se utilizaron equipos de rastreo de explosivos y hubo sobrevuelos de helicópteros de la Policía Federal.
Cuando la señora Michelle Obama intentó subir al segundo nivel de la primaria 7 de Enero para satisfacer a los alumnos que se habían ubicado allí para observar la visita de tan importante personaje, los elementos del Servicio Secreto se lo impidieron ordenándole que se subiera al vehículo asignado.
¿Exageraciones?
Podrían parecerlo, pero dado el perfil de este tipo de personajes, no se pueden dejar de tomar las mínimas precauciones. Por eso creo que no se la pasa tan bien.
Cuando Ronald Reagan era presidente de Estados Unidos de América fue víctima de un atentado que estuvo a punto de terminar con su vida, aquel 30 de marzo de 1981 cuando luego de haber asistido a una convención en Washington se dirigía a abordar la limusina presidencial.
William McKinley accionó en seis ocasiones su arma. Uno de ellos perforó la cabeza del secretario de prensa de Reagan, James Brady y otro más, de rebote perforó uno de los pulmones del presidente y ex actor quien apenas tenía 69 días de haber asumido el mando.
Ya conocemos la historia de los atentados mortales que sufrieron en ese mismo país, Abraham Lincoln y John F. Kennedy, curiosamente con 100 años de diferencia y con una serie de coincidencias que un día aquí en este espacio reproduje y que las recuerdo para quienes no las leyeron o no las conocen:
Ambos fueron presidentes de EUA; sus apellidos tienen 7 letras; ambos murieron asesinados en un viernes; ambos estaban acompañados de sus respectivas esposas cuando los crímenes; Lincoln fue herido de bala por la espalda mientras estaba sentado en una butaca en un teatro, Kennedy también fue herido en la espalda mientras viajaba en un automóvil descapotable; un político de apellido Johnson sucedió a Lincoln y también el vicepresidente de Kennedy se apellidaba Johnson y asumió el mando; Ambos sucesores, Andrew Johnson y Lindon B. Johnson eran del sur del país y ambos habían sido senadores antes de asumir la presidencia y el primero nació en 1808 y el segundo en 1908; Lincoln fue electo presidente en 1860 y Kennedy 100 años después en 1960; John Wilkes Booth quien asesinó a Lincoln nació en 1839 y Oswald Lee Harvey quien asesinó a Kennedy nació en 1939 y sus nombres suman cada uno 15 letras y ambos fueron asesinados por matones; Wilkes Booth le disparó en el teatro a Lincoln y se fue a esconder a un depósito y Lee Oswald le disparó a Kennedy desde un depósito y se fue a esconder a un teatro; Lincoln tenía un secretario que se apellidaba Kennedy y le dijo que no fuera al teatro, Kennedy tenía un secretario que se apellidaba Lincoln y le dijo que no fuera a Dallas.
Eso le dijo Kennedy también a la famosa Jackie, su esposa y fue lo primero que hizo al enredarse con el multimillonario griego Aristóteles Onassis: se las dió...
La lectura es vida, lo demás...es lo de menos...hzr@prodigy.net.mx

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