sábado, 13 de febrero de 2010

Seguramente usted ha escuchado esa expresión bíblica de que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al reino de los cielos.
Desde que la escuché por primera vez en mis años mozos, me llamó la atención.
No me imaginaba cómo podría un camello pasar a través del ojo de una pequeña aguja.
Porque la expresión bíblica no habla de alguna aguja en especial.
Podría, tal vez, tratarse de una aguja utilizada por el famoso gigante Goliat al que derrotó con una honda, el pequeño David.
Por cierto este pasaje bíblico también me llamó la atención.
A mi pueblo, unos parientes que vivían en Mazatlán llevaron su taller de reparación de motocicletas.
Las marcas que en ese entonces estaban de moda eran la Islo y la Carabela.
Se hablaba de las motocicletas japonesas, pero como un sueño.
Lo que no entendía era cómo, allá en tiempos remotos cuando se supone sucedió el episodio ese en que David derrotó a Goliat, lo había hecho con una motocicleta de la marca Honda.
Pensaba entonces que tal vez David era un japonecillo de esos que sólo veíamos en el cine o en algunas historietas como la de Kalimán.
Y que tal vez Goliat era un mexicanote que se las daba de muy acá con una motocicleta de Islo o Carabela y que perdió la competencia contra David.
Pero luego cuando vi a Manuel El Loquito derribar tablas del cerco del campo de béisbol con un artefacto extraño que lanzaba piedras a gran velocidad, entendí lo que era la honda a la que se refería el pasaje bíblico de Goliat y David.
No era un vehículo sino una especie de lanzadera que con dos cueros o mecates y un pedazo de baqueta o tejido, lanzaba piedras con una precisión y fuerza que espantaba.
Sin embargo, la duda sobre el camello que podría pasar por el ojo de una aguja me siguió por muchos años.
No fue sino hasta hace unos días que leí en un espacio en internet de esos que hablan de cosas raras que se aclaró mi duda.
Según esa sección de ¿Sabías qué?, el pasaje referido y que viene en la Biblia en el libro de San Mateo, fue un error de San Jerónimo al traducir el texto del griego al hebreo.
El interpretó la palabra Kamelos por camello.
En realidad la palabra Kamelos, que viene del griego, es aquella soga gruesa con la que se amarran los barcos a los muelles. Por ejemplo, los transbordadores en Pichilingue, el puerto de altura de acá de La Paz.
Es decir, una especie de hilo gigante y por lo tanto difícil de que pase por el ojo de una aguja que es muy pequeña.
Pero aun así, según San Mateo, es posible que eso ocurra antes de que algún rico entre al reino de los cielos.
Y eso si es una triste noticia para quienes se consideran ricos.
Aunque ya sabe usted que con dinero baila el perro.
Que poderoso caballero es don dinero.
Y que a la mejor, así como aquí en nuestro país funciona tan bien eso de sobornar a los empleados o servidores públicos, a la mejor se puede intentar el soborno para entrar al cielo.
Otra, podría ser que cuando se muera el rico, contrate un abogado allá en los terrenos de San Pedro. El problema es que, según se sabe, allá no hay ninguno.
Todos, todititos, están en el infierno...
La lectura es vida, lo demás...es lo de menos...hzr@prodigy.net.mx

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